España: la independencia de Cataluña es el árbol que esconde el bosque de la lucha de clases.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fecha

 Octubro 2017

Autor

Robin Goodfellow

Versión

V 1.0

 

 


 

INDICE

1.             LA CUESTIÓN NACIONAL EN EUROPA.. 3

2.            PROYECTO DE INDEPENDENCIA DE CATALUÑA.. 6

3.            EN PRESENCIA DE LAS PARTES. 9

4.            POR UNA POSICIÓN AUTÓNOMA DEL PROLETARIADO.. 13

 


 

1.           LA CUESTIÓN NACIONAL EN EUROPA

La creación de nuevos pequeños Estados en Europa no es favorable para los intereses del proletariado. Ya que, en lugar de avanzar hacia una unificación mayor de territorios, mercados, leyes laborales y condiciones de producción se da una mayor fragmentación con nuevas fronteras, nuevas monedas nacionales, y nuevos aparatos de Estado. Con todo lo que implica en términos de la recolección de impuestos para alimentar a la burocracia y a las fuerzas represoras.

 

La unificación geográfica pone fin a la opresión de una nación por otra, y establece la perspectiva de una mayor democracia, y desembaraza al proletariado de un obstáculo para su emancipación. Desde 1871, que marcó el apogeo del movimiento de reunificación nacional (unidad alemana e italiana), el número de Estados en Europa aumento constantemente. Después de la primera guerra el fin de los imperios otomano, austrohúngaro, ruso y alemán, trajo consigo la creación de numerosas naciones, y posteriormente la caída de la URSS[1]revivió este proceso.

 

A raíz de la caída de los falsos socialismos del Este los residuos políticos y geográficos trajeron consigo la creación de nuevos Estados en Europa : Serbia, Croacia, Eslovenia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Macedonia, Kosovo, Letonia, Lituania, Estonia, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Eslovaquia y República Checa. El propósito de la mayor parte de estos Estados - algunos de ellos nunca tuvieron una existencia histórica- fue de respaldar a la Unión Europea, o a la Zona del Euro, como condición fundamental para su viabilidad[2].

 

Para el marxismo, el principio del derecho a la autodeterminación no es un principio abstracto que puede aplicarse a cualquier pueblo y bajo cualquier situación histórica. Sino que depende de la especificidad de cada situación geográfica e histórica, y debe de estar ligado al programa político del proletariado internacional. En el pasado, por ejemplo, el partido proletario negó el derecho a la nacionalidad de los checos y de los Eslavos del sur.

 

Así, el término "derecho de los pueblos" no implica que cualquier nacionalidad, o minoría, tenga la posibilidad histórica de reivindicar y obtener en todo momento, a fortiori, su emancipación como nación. Todo depende de las circunstancias históricas. El apoyo del proletariado a tales reivindicaciones no es producto de principios abstractos, sino resultado del análisis de la situación que favorece al proletariado como clase y como fuerza internacional en un territorio determinado.

 

Marx y Engels consideraron, en el pasado, dos dimensiones que podrían combinarse en el análisis. La primera, se refiere al efecto que podría tener la liberación de una nación sobre la nación dominante y sus efectos sobre el equilibrio internacional. Por ejemplo, la lucha de Irlanda en contra de Inglaterra la principal potencia capitalista; la constitución de Polonia como nación independiente en el siglo 19 que significaba el debilitamiento del zarismo, polo de la reacción en Europa. La segunda, implica la lucha por la "conquista de la democracia", la conquista de la república democrática como "el último terreno de la lucha" en contra de la burguesía, con lo cual el proletariado elimina un obstáculo en el camino hacia su autonomía como clase. Con lo cual se hace más evidente la contradicción principal entre el capital y el trabajo, entre la burguesía y el proletariado.

 

Así, desde el punto de vista del proletariado se puede tener o no tener derecho para a constituirse en nación y se puede no hacer uso de este derecho, es decir, buscar una autonomía mayor, o unirse a un conjunto nacional más amplio. Al interior, el partido proletario puede juzgar que la constitución de un Estado nación no sea favorable para sus intereses y puede negarse a formar parte de esta solución política. En cuyo caso naturalmente, la cuestión de la correlación de fuerzas, a nivel internacional, es muy importante. En el transcurso del 2017, antes del referéndum del 1 de octubre, en muchos sitios y blogs independentistas, incluso anarquistas, circuló ampliamente el texto de Lenin de 1916 "La revolución socialista y el derecho de los pueblos a la autodeterminación"[3]. Cuestión cómica ya que en el texto Lenin estableció una precisión importante en cuanto a la diferencia entre disponer de este derecho y de ejercerlo.

 

"El derecho de autodeterminación de las naciones significa exclusivamente el derecho a la independencia en el sentido político, a la libre separación política de la nación opresora. Concretamente, esta reivindicación de la democracia política significa la plena libertad de agitación en pro de la separación y de que ésta sea decidida por medio de un referéndum de la nación que desea separarse. Por tanto, esta reivindicación no equivale en absoluto a la separación, fraccionamiento y formación Estados pequeños. No es una más que una expresión consecuente de la lucha contra toda opresión nacional. Cuando más se acerque el régimen democrático del Estado a la plena libertad de separación, más débiles y raras serán en la práctica las aspiraciones de separación, pues son indudables las ventajas de los Estados grandes, tanto desde el punto de vista del progreso económico como desde el punto de vista de los intereses de la masa, con la particularidad de que esas ventajas crecen sin cesar al mismo tiempo que el capitalismo. El reconocimiento de la autodeterminación no equivale al reconocimiento de la federación como principio. Se puede ser enemigo decidido de este principio y partidario del centralismo democrático, pero preferir la federación a la desigualdad nacional, viendo en aquella el único camino capaz de conducir al pleno centralismo democrático Precisamente desde este punto de vista, Marx, que era un centralista, prefería la federación de Irlanda con Inglaterra al sometimiento violento de Irlanda por los ingleses. (Subrayamos)"(subrayamos) (Lenin, Obras Tomo V, 1913-1916, Editorial Progreso, pág. 151

 

Esta cuestión no lo entendió Rosa Luxemburgo en su evaluación de la cuestión nacional, pero Lenin si la vinculo explícitamente con el derecho a la ampliación de la democracia en el Estado. Por lo tanto, no se trata de una cuestión abstracta desconectada de la lucha general para la conquista del "campo de batalla" favorable para el proletariado; se trata de establecer las mejores condiciones para eliminar los obstáculos que eviten el despliegue de sus manifestaciones como clase autónoma. Desde esta perspectiva, la creación de un nuevo Estado catalán constituye una regresión para el proletariado de Cataluña y España; sin embargo, no reconocer el derecho a ejercerlo crea un vacío duradero en la cuestión nacional que es perjudicial para la lucha de clases.

 

En la actualidad, en todo el mundo, el proletariado no dispone de una expresión política autónoma. En todas partes está a la cola de los partidos burgueses o pequeño burgués. Lo que impide que la situación actual de Cataluña, ubicada en el pleno corazón de Europa, pueda resolverse con citas de Rosa Luxemburgo. El recuerdo necesario de la posición internacionalista no puede reducirse a un deseo piadoso mezclado con indiferencia. Nos guste o no, las "cuestiones" catalanas, flamencas, escocesas provienen de reclamos legítimos o de cálculos más o menos importantes de la burguesía europea para resolver las rivalidades crecientes de los Estados, que continuarán envenenando el clima político y social.

 

En términos absolutos, estos nuevos Estados pueden ser viables económicamente. La mayoría de las veces, las demandas de independencia (Cataluña, País Vasco, Escocia, Flandes belga,...[4]) provienen de las regiones más ricas de sus respectivos países, que generan un ingreso ligado a la producción de materias primas que favorece la acumulación de capital y asegura los gastos del Estado. Como es el caso del petróleo de Escocia. Sin embargo, no debe considerarse a la economía de estas regiones como la simple sustracción de la economía nacional al cual pertenecen. De manera que la posición relativamente ventajosa de estas regiones está determinada por sus interrelaciones con las otras regiones, los Estados centrales y la Comunidad Europea.

 


 

2.           PROYECTO DE INDEPENDENCIA DE CATALUÑA

Cataluña, cuenta con un PIB de 240 mil millones de euros (7,5 millones de habitantes), que supera a Portugal (170 mil millones de euros por 10,3 millones de habitantes) y a Grecia (162 mil millones de € por 10.7 millones de habitantes). El PIB catalán representa el 19% del PIB de España[5]. En términos de PIB per cápita, Cataluña supera al resto de España, con 26.900 € anuales frente a 23.000 (pero el PIB per cápita es más elevado en Madrid). Por medio de las transferencias monetarias, especialmente fiscales, el Estado central español extrae de Cataluña 16 mil millones de euros, o sea más de 6% de su PIB[6].

 

Esta descripción económica objetiva fue utilizada por el campo independentista como fundamento de sus argumentos que fueron los siguientes: El primero, se refiere a la viabilidad económica de un Estado independiente basado en el desarrollo industrial y en los servicios; el segundo, nauseabundo, considera que el resto de España (por medio del gobierno central de Madrid y otros medios) se beneficia del desarrollo Catalán, sin que esta región autónoma reciba en contrapartida ninguna compensación. “España nos roba" (Espanya ens roba) es la consigna que una parte del campo independentista logró implantar en la mente de muchos habitantes de Cataluña de diversas clases sociales[7]. Decimos habitantes de Cataluña porque la situación económica de esta región es producto de la explotación de muchos emigrantes procedentes del interior de España, de sudamérica, del Sur de Asia, y de China[8]. No es solamente porque en los videos de los independentistas los partidarios asiáticos o sudamericanos se declaren partidarios del sí a la independencia. Sino porque ellos realmente creen que la situación de este territorio mejorara si gana su independencia. Naturalmente no se menciona el alto desempleo, el recorte del gasto en educación, en salud, los desalojos y la reducción salarial que se dio a raíz de la crisis del 2008 –sobre la que reposa en parte el llamado "milagro español"-. La extrema izquierda ha dado su apoyo al gobierno catalán, y le hace el juego pero no aclara esta situación… volveremos a tocar el tema más adelante. ¡Madrid! Aquí está la palabra clave, es el espantajo por medio del cual se pretende elevar a nivel de federación el impulso de los promotores de la independencia catalana; ¡Madrid! Es el culpable de que no nos beneficiamos de un mejor beneficio de nuestras inversiones y de nuestro trabajo; ¡Madrid! Este es el principal obstáculo para nuestra liberación.

 

Sin embargo, el proyecto de independencia no es absolutamente homogéneo si tomamos en cuenta las clases sociales, las diferentes fracciones de la burguesía local y las clases medias. Como en todas partes, la clase capitalista se encuentra en una situación difícil dado que busca enfrentar las consecuencias de la crisis del 2008 y recuperar el equilibrio en el contexto de las fuerzas internacionales. Los cambio en las divisiones internacionales del trabajo que entraron en vigor a finales de la Guerra Fría (que gano el capitalismo Occidente), la aparición de nuevas naciones capitalistas que compiten entre sí, los efectos de las crisis de sobreproducción y en particular de la última crisis- la segunda más seria desde 1929-provocaron el declive relativo de las antiguas naciones capitalistas en el mercado mundial. Estas naciones en declive han intentado limitar la lucha de clases y han logrado mantener su lugar en el concierto de las naciones mediante el endeudamiento. La gran burguesía desde hace tiempo decidió transferir el costo de este declive relativo sobre la clase media, el proletariado, y la pequeña burguesía. Y también busca garantizar que el incremento de la desigualdad social no provoque reacciones sociales explosivas.

 

Existe una tensión creciente entre la burguesía librecambista y la burguesía proteccionista y entre los partidos que las representan políticamente. Este fenómeno se manifiesta en Cataluña como una tendencia separatista - proteccionista-y se expresa en la mayoría de los países de Europa por medio de los partidos independentistas[9]. En el Reino Unido, y hasta cierto punto en los Estados Unidos, las tendencias proteccionistas son las que ganaron las elecciones.

 

El libre comercio y el proteccionismo están en oposición dialéctica. Tras la búsqueda de la maximización de la plusvalía (recordemos que este es el objetivo único de la producción capitalista), los primeros insisten - y buscan los precios más bajos ligándolos con los precios del mercado mundial - en la reducción del valor de la fuerza de trabajo por lo que ponen acento sobre la tasa de plusvalía. Los segundos, ponen más énfasis en la masa de plusvalor, conscientes de la necesidad de explotar a un número creciente de proletarios para permitir la acumulación de capital, la reproducción de la clase capitalista y de las clases medias modernas. Ciertas fracciones de las clases medias modernas se unen a este movimiento, dado que viven de los ingresos proporcionado por el Estado. Para ellas es necesario incrementar el papel de Estado en la economía, de sus prerrogativas, de su campo de acción y, en cierta forma, de su déficit fiscal, porque son importantes para mantener y mejorar su situación económica. La gran burguesía catalana, propietaria de las grandes empresas, es librecambista y nunca fue realmente independentista. Se contenta con una autonomía más amplia que le permita hacer negocios en paz e interactuar con otros sectores de la economía española y del exterior. Está en favor de Europa y como tal no ve ningún interés en la secesión. No es casual que estas empresas sean las más emblemáticas de la "economía catalana" (los dos grandes bancos que son Banco Sabadell y Caixa, así como la empresa de champán Freixenet, entre otros[10] ...). Además tan pronto como se anunciaron los resultados del referéndum del 1 de octubre, estas anunciaron la salida de Cataluña (al menos sus oficinas centrales). Las organizaciones de empleadores como Foment del Treball se opusieron claramente a la independencia.

 

Por su parte la burguesía proteccionista está a la cabeza de este movimiento independentista[11], esencialmente la pequeña burguesía y las viejas clases medias cuyos mercados son locales o fronterizos. Por último, una productividad general superior del trabajo en Cataluña, en relación con las otras naciones europeas y regiones de España, permitió a la burguesía catalana dar al proletariado de esta región una posición más elevada. Esta es una de las bases materiales para la emergencia de una aristocracia obrera en la región. Los sectores del proletariado más atrasados políticamente fueron seducidos por los partidos burgueses o pequeñoburgueses[12]. La burguesía catalana sueña convertirse en burguesía nacional para desarrollar una política adecuada de explotación del proletariado. Y por medio de los instrumentos fiscales y presupuestarios distribuir localmente más migajas para garantizar la paz social. Y mantener una ventaja sobre la burguesía española y europea.


 

3.           EN PRESENCIA DE LAS PARTES

Razonado o no, el sentimiento de humillación por parte del Estado Español central está muy arraigado en la población catalana, hasta el punto de haber radicalizado a una franja entera de la población que al principio no estaba a favor de la independencia. La vitalidad mostrada por el apoyo popular para el referéndum del 1 de octubre es un testimonio de esta movilización.

 

El "catalanismo" es una antigua realidad bien establecida en el territorio, mientras que el apoyo a la independencia es relativamente reciente .Y depende de muchos factores que son importantes de considerar antes de sacudir el trapo rojo en contra del nacionalismo. En contra del cual en principio el proletariado deberá siempre pronunciarse.

 

En primer lugar, cabe señalar que hasta el referéndum celebrado el 1 de octubre, la opinión general en favor de la independencia no era mayoritaria. Una gran parte de los catalanes de abolengo, o no, se declararon en contra; si consideramos el espectro divergente de sus afiliaciones políticas, este va de la franca hostilidad hasta la indiferencia.

 

Más allá del argumento económico evocado, ¿en qué se basa el sentimiento de independencia? Se superponen varios factores, que hacen muy complejo evaluar la situación y tomar una posición.

 

En primer lugar, existe un sentimiento anticentralista históricamente enraizado en la lucha histórica entre las coronas de Aragón y Castilla y Cataluña. Los resentimientos de los independentistas se enfocan en contra de "Madrid", capital del Estado central, y sus instituciones (el Parlamento, el gobierno, el tribunal...).

 

Sobre este telón de fondo se dibuja de manera permanente la crítica al actual gobierno. El gobierno está en manos de una derecha dura y está bajo el control del Partido Popular (PP) de orígenes franquistas (por medio de la Alianza Popular de los años 1970). Es un gobierno particularmente represivo y está en contra de las reivindicaciones sociales (véanse las leyes en contra de la libertad de expresión votadas en 2014[13], y en los últimos años a favor de las medidas de austeridad y de los recortes presupuestales draconianos; además todo un sector de la "izquierda" en Cataluña se sumó al resentimiento y la lucha en contra del gobierno central actual (dado que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la rama socialista local, el PSC, dan su apoyo total a la visión centralista del PP,). El Estado central oriento su estrategia hacia la cuestión de la unidad nacional, y no hizo ningún tipo de concesión al movimiento separatista. Y, por el contrario, lanzó brutalmente a la Guardia Civil y a la Policía Nacional en contra de los votantes del 1 de octubre. Con lo cual contribuyó a radicalizar aún más el sentimiento a favor de la independencia.

 

El gobierno central movilizó, en contra del sentimiento nacionalista catalán, un sentimiento nacionalista español exacerbado, que permitió a la ultraderecha franquista, relativamente discreta hasta entonces en España, aparecer abiertamente en la calle y en el debate público[14]. Así, las contramanifestaciones organizadas por el poder, dentro y fuera de Cataluña, se hicieron principalmente bajo la bandera de la monarquía española y con una abierta apología de la grandeza imperialista y racista de la España histórica[15]. Fue cómico ver al escritor peruano Mario Vargas Llosa, que en su papel de vocero de la derecha española y catalana le declaró la guerra al "nacionalismo" (catalán) ante una multitud galvanizada por el fervor patriótico y la lealtad a la bandera.

 

En segundo lugar, se critica la forma del Estado heredada de la "transición" posterior a Franco (el pacto de la Moncloa de 1978) más allá del color político del equipo gobernante... Esta forma estatal agotó su función histórica y ya no es capaz de encuadrar el desarrollo económico y social de España. Este aspecto se expresó mediante el reclamo, minoritario, de una república a escala de España que permitiera gobernar más fácilmente a la burguesía en su conjunto. También encontramos en el movimiento contra "Madrid" un eco del movimiento de los indignados[16] del 2011, que se opuso al bipartidismo y a la alternancia de los dos partidos de gobierno igualmente corruptos, el Partido Popular y el PSOE[17] .

 

Finalmente, los motivos y argumentos de los partidarios de la independencia están muy lejos de ser homogéneos. También existen raíces "catalanistas" en el partido PDeCat (ex CDC, Convergencia democrática de Cataluña), donde una parte de sus dirigentes se unió a la posición secesionista bajo la presión de otros sectores independentistas (ERC y CUP en particular), partidarios de la independencia pura y dura. Este espectro político abarca desde posiciones de centro-derecha (PDeCat) hasta de extrema izquierda. La derecha catalana por definición está por la independencia (como el PSC que sigue la línea del PSOE).

 

La Esquera Republicana de Cataluña (ERC) es un partido de la izquierda burguesa que siempre ha luchado por la independencia de Cataluña, y que encabezo los primeros dos intentos de proclamar a la República Catalana (1931 y 1934) con su presidente Luis Companys. El ERC fue parte de la coalición gobernante desde las elecciones regionales de 2015 a través del vicepresidente actual de la Generalitat, Oriol Junqueras.

 

La extrema izquierda, partido de las clases medias, por medio del CUP, pretende defender también un programa social a través de la crítica a la política de austeridad llevada a cabo en Cataluña por el equipo conservador que está en el poder. Sin embargo, constituye una fuerza auxiliar indispensable en el parlamento, como parte de un frente independentista y su acción fue decisiva en la celebración del referéndum del 1 de octubre y la proclamación de la independencia del 27.

 

Asimismo, Podemos, un partido de la clase media, Podem en Cataluña (en catalán), y el alcalde de Barcelona que proviene del movimiento contra los desalojos (PAH). Están en contra de la independencia incluso si reconocen el derecho de la gente a expresarse por medio del referéndum. A través de esta crisis, Podemos revelo aún más la verdadera naturaleza de su proyecto político; lejos de ser la "nueva fuerza alternativa" prometida tras el movimiento de los indignados de 2011, esta formación busca a toda costa la legitimidad electoral para acceder al poder en coalición con la izquierda clásica, incluido el PSOE. Esto lo llevó a adoptar los argumentos centralistas sobre la unidad de la nación y a endurecer su posición, especialmente frente a la fracción de Podem que, en Cataluña, terminó apoyando al campo de independencia en contra de la represión. Recordemos que en 2015, Pablo Iglesias se separó con un vibrante "¡Viva las fuerzas armadas, viva la Guardia civil, vivan los agentes de policía de España!”

 

Los acontecimientos que siguieron después de la ambigua declaración del Presidente de la Región Puidgemont del 10 de octubre sobre la independencia. Muestran claramente las disensiones y la fractura que se dio después de la vacilación de Vals en víspera de la "proclamación" de independencia. Muestran las disensiones y la fractura que están surgiendo al interior del campo independentista (entre los separatistas conservadores, radicales y la extrema izquierda), que no está realmente preparado para enfrentar las consecuencias de la ruptura con Madrid. La fuga de Puigdemont luego de la aplicación del Artículo 155 y sus declaraciones ambiguas sobre una "desaceleración" del proceso independentista terminaron por ahogar en la confusión a la aventura independentista. Ya que estaba en espera de una posible recomposición del panorama político después de las elecciones programadas para el 21 de diciembre en Cataluña. Pero por el contrario hasta el 3 de noviembre se dio una escalada represiva que trajo consigo el encarcelamiento de todo el antiguo ejecutivo catalán.

 

En Francia, nuestros camaradas de la extrema izquierda no siempre comprenden, porque a pesar del apego de los catalanes al territorio, a la lengua, a una historia y a una "identidad" propia, hasta ahora, la mayoría no está a favor de la independencia (a principios de la década de 2000 representó aproximadamente el 15% de las opiniones). La mayoría que ha sido víctima de la política agresiva del Estado central que desde 2012 realizo varios ataques para reducir la autonomía real de Cataluña, incluso en el marco de la constitución actual. [18].

 

La situación (con una declaración unilateral de independencia abortada rápidamente y el derrocamiento del gobierno local por parte de Madrid) de finales de octubre fue el resultado de un enfrentamiento entre dos lógicas irreconciliables que se alimentaron unas a otras.

 

Los independentistas, convocan un costoso referéndum cuyos resultados, aún mínimos, tendrían la fuerza de una ley y permitirían declarar la independencia de Cataluña. No podemos hacer un balance de los detalles ni los probables errores de cálculo que contribuyeron a impulsar esta lógica (por ejemplo, la creencia en un posible apoyo a la causa independentista por parte de la Unión Europea). Por su parte el poder central mantuvo "firmes sus posiciones" y no cedió ni un ápice ante las reivindicaciones autonomista. Siempre trato de demostrar que la causa catalana era un ejemplo que no se debía reproducir. Algunos sectores del PP aludieron abiertamente a la problemática del País Vasco y a la necesaria recentralización general del aparato estatal en España. Con ello, el gobierno central mostro a toda España, y no solo a los catalanes, que está dispuesto a reprimir cualquier manifestación contraria a sus intereses. Y también fue una advertencia para las futuras luchas sociales del proletariado.

 

¿Y en todo esto donde está el proletariado? El proletariado carece de una expresión autónoma y, por lo tanto, no puede imponer sus intereses de clase. No existe una movilización particular en sus lugares de trabajo y la "huelga general" del 3 de octubre no se dio en los grandes sitios industriales. Sin embargo, los distritos obreros a menudo abstencionistas se movilizaron durante el referéndum, y los estibadores y los trabajadores del puerto de Barcelona boicotearon los servicios de los barcos que transportaban a la guardia civil y que se anclaron en el puerto. Desde entonces, han sufrido una intensa intimidación y un control policiaco mayor.


 

4.           POR UNA POSICIÓN AUTÓNOMA DEL PROLETARIADO

No desarrollaremos aquí los argumentos históricos para justificar la autonomía nacional de Cataluña, que probablemente sitúen a Cataluña entre las filas de pueblos cuyo derecho a convertirse en nación no puede ser rechazado[19]. Recordemos que Engels relacionó esta cuestión con aquella de la forma del general del Estado español en su texto de 1873: "La República en España".

 

"En primer lugar, es necesario abolir el ejército e instalar una milicia popular. Geográficamente, España tiene una ubicación privilegiada y sólo puede ser atacada seriamente por un vecino, por el angosto frente de los Pirineos; frente que no representa un octavo de su perímetro total. Además, estas condiciones topográficas representan obstáculos a la guerra de movimientos de los grandes ejércitos, y ofrecen facilidades para la guerra popular irregular[20]. (...)

 

Al abolir al ejército, desaparece la razón principal por la que los catalanes reclaman un Estado federado. La Cataluña revolucionaria, por así decirlo, representa a los grandes barrios obreros de España ha estado oprimida por las altas concentraciones de tropas del mismo modo que Bonaparte y Thiers oprimieron a París y a Lyon. Es por eso que los catalanes han reclamado la división de España en estados federales autónomos. Si el ejército desaparece, la razón principal de esta condición desaparece; la autonomía puede obtenerse básicamente sin la destrucción reaccionaria de la unidad nacional y sin la reproducción de una Suiza más grande.”[21]

 

La solución defendida por Engels no se realizó y el desmantelamiento de la unidad nacional mediante la constitución de pequeñas entidades, en un sentido reaccionario, es una hipótesis viable. Sin embargo, la independencia de Cataluña plantea la cuestión en términos de [22] un Estado autónomo y, en general, de su pertenencia a Europa. Sólo podría ser un Estado viable en el marco de Europa (como Eslovenia en su momento) por lo que se necesita, en el marco constitucional actual el acuerdo unánime de sus miembros, y España lo vetaría. Lo que eliminaría la posibilidad inmediata de adhesión de Cataluña a la Unión Europea.

 

Sin embargo, aunque Europa probablemente no deje de lado a ese Estado, por el momento hace todo lo posible para evitar la independencia incluso si, como lo hizo Montenegro, hace uso unilateral del euro. Esta independencia provocaría grandes perturbaciones económico-sociales como: la deslocalización territoriales de trabajos, emisión de deuda, emisión de dinero, riesgo de devaluación, burocracia adicional, contracción del mercado español y europeo, financiamiento de las pensiones de los españoles que abandonaron Cataluña después de haber trabajado allí, etc.

 

La posición actual de un partido proletario sobre esta cuestión (como en Escocia, Flandes...) debería de ubicarse desde el principio a un nivel europeo. Y su consigna general seria la constitución de los Estados Unidos Socialistas de Europa. En otras palabras, se trataría de proponer una solución "desde arriba", que evite la fragmentación de los Estados, y la dispersión de la lucha de clases.

 

Más allá de esta perspectiva puramente proletaria, también existe la posibilidad de abrir un camino burgués hacia una mayor unificación europea, que contribuya a despejar los obstáculos nacionales para la unificación del proletariado como clase, al unificar más aún el territorio europeo. Los movimientos socialistas pequeño burgueses dirigidos por las clases medias en Grecia (Tziriza), en España (Podemos), en Francia (Nuitdebout), nunca han sido capaces de ofrecer una perspectiva que vaya más allá del marco nacional, mientras que estos movimientos espontáneamente tienden a ser desbordarlos. Esto se lograría reivindicando la necesidad de una Asamblea Constituyente Europea, responsable de definir la forma política de una república democrática europea. Y como parte de esta lucha el partido proletario reclamaría la necesidad de una república socialista en la forma de los Estados Unidos Socialistas de Europa. Cuando Trotsky lo propuso, las bases materiales de tal Estado podrían parecer artificiales. Actualmente, la burguesía europea liberal estableció de manera tímida la primera piedra del edificio que cuestiona su propio marco nacional producto de su histórica lucha en contra del feudalismo.

 

Pero mientras que la misma burguesía ilustrada propuso la construcción de los Estados Unidos de Europa para convertirlos en un polo imperialista y contrarrestar las tendencias proteccionistas y nacionalistas de las otras facciones de la burguesía. El proletariado se limitó a jugar el papel de la extrema izquierda de la democracia con la consiga de convocar a la conformación de una asamblea constituyente europea. Por lo que tan sólo puede impulsar esta perspectiva radical democrática.

 

Sin embargo, si permanecemos únicamente en el marco inmediato de la cuestión catalana, el partido proletario debería:

- Defender el derecho a la libre consulta de los habitantes de Cataluña, en el cuadro del reconocimiento del derecho de los pueblos a su autodeterminación,

- Defender en la propia Cataluña la unidad del proletariado español e internacional y votar en contra de cualquier alianza, incluso no organizativa, con la burguesía y la pequeña burguesía de Cataluña. Mostrar que la independencia no cambia en nada las relaciones de explotación que contraponen a la burguesía nacional y local y al proletariado. Y demostrar que esta independencia introduce un nuevo obstáculo en el seno del proletariado. Y también evidenciar que se trata únicamente de un medio por el cual la burguesía desvía la conciencia de clase del proletariado hacia las quimeras nacionalistas, con la finalidad de mantenerla bajo su dominación y poder así reprimir sus aspiraciones como clase autónoma.

- No proclamar ningún tipo de apoyo, incluso "crítico" hacia el gobierno, cualquiera que sea haya sido el resultado de la proclamación de la independencia del 27 de octubre.

- Exigir el despido de Felipe VI, la abolición inmediata de la monarquía y la proclamación de la república

- Exigir la celebración de una asamblea constituyente para elaborar las formas de esta república (unitaria, federal...)

- Por la construcción de los Estados Unidos Socialistas de Europa, única entidad política capaz de garantizar realmente a las personas que desean que se respete su idioma, su cultura...

- Exigir el armamento del proletariado y la abrogación de todas las leyes liberticidas y la liberación de los presos políticos.

- Defender una y otra vez la autonomía del proletariado y la lucha contra su propia burguesía.

 

La exacerbación de los sentimientos nacionalistas en ambos lados sólo puede dañar la unidad del proletariado y obstaculizar el desarrollo de la lucha de clases que (de Sevilla a Bilbao, de Oviedo a Murcia, de Jaén a Gerona, de Madrid a Barcelona) deberá de enfrentar las políticas de austeridad promovidas por la clase capitalista española y sus representantes políticos a nivel nacional (PP, PSOE, Ciudadanos) y locales (PDeCat, PP, PSC). El proletariado deberá de impulsar demandas específicas sobre: los salarios, las condiciones laborales, en contra de la represión; en un contexto que podría llevar a cuestionar de manera real al orden capitalista. Esto supone que en España como en cualquier otra parte, el proletariado puede empoderarse y luchar por su propio programa, sin compromiso alguno con ningún tipo de expresión burguesa o reformista, y rechazar así todos los falsos amigos sin someterse a los espejismos que lo subordinan a los dictados de la burguesía, cualquiera que sea su bandera.

 



[1] La creación de la URSS restauro al imperio ruso.

[2] Pertenecientes a la Unión Europea y a la zona del euro: la República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Letonia, Lituania y Estonia. Alemania reunifico con su parte oriental. Montenegro, candidato para la Unión Europea, adopto unilateralmente el euro. Croacia se unió a la Unión Europea. Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Serbia son candidatos. Ucrania y Moldavia son candidatos potenciales, y son objetos de negociación con Rusia.

[3] https://www.marxists.org/francais/lenin/works/1916/01/19160100.htm

[4] El caso del norte de Italia es diferente.

[5] Sin embargo, la salida organizada de las grandes empresas fuera de Cataluña demuestra que ceteris paribus la independencia no es la simple sustracción del PIB catalán del PIB español. Esta evaluación no toma en cuenta las interrelaciones y los efectos complejos entre la economía regional y el resto del país. Sin considerar los efectos negativos inducidos por una posible declaración unilateral de independencia, por ejemplo sobre el turismo, que representa el 12% de la economía de Cataluña...

[6] Este cálculo, desarrollado por algunas facciones separatistas, es cuestionado. La diferencia de hecho sólo es de alrededor de 4 mil millones de euros.

[7] Es frecuente, por ejemplo, escuchar el siguiente argumento: "Pagamos impuestos que van a Madrid y las autopistas son gratuitas en toda España, mientras que en Cataluña se pagan. "

[8] La región de Cataluña, especialmente en las grandes ciudades, es una tierra de inmigración, interna o externa, lo que reduce el número de catalanes "nativos" a 2 millones aproximadamente.

[9] En Francia durante las últimas elecciones del 2017 el Frente Nacional y la Francia rebelde se disputan la influencia sobre estos sectores sociales con argumentos proteccionistas.

[10] Esta empresa se retractó posteriormente ante la "garantía" que representada el artículo 155, que coloca a Cataluña bajo la protección del Estado central.

[11] En 2012, una encuesta de la Federación de Pequeñas y Medianas Empresas (PIMEC) indicó que casi el 67% de los empresarios locales favorecen la independencia. Josep González, director de PIMEC, cree que "después de un período de ajuste, una Cataluña independiente podría salir económicamente y ser aceptada por la Unión Europea a largo plazo". Sin embargo, la Federación no aprobó el referéndum del 1 de octubre, pidiendo una solución negociada.

[12] Se trata de la fracción del proletariado menos calificada y educada, la que tiene el trabajo menos calificación y está más expuesto a la competencia internacional y a las presiones salariales de la inmigración.

[13] La "ley de seguridad ciudadana" conocida como la "ley mordaza" aprobada en 2014 establece, por ejemplo, fuertes multas y encarcelamientos para los manifestantes que rodeen a los edificios oficiales como los parlamentos. Esto después de las numerosas movilizaciones sociales que tuvieron lugar después del movimiento de los "indignados" en 2011.

[14] Las organizaciones de extrema derecha propiamente no tenían que empoderarse, puesto que el Partido Popular sabía cómo lograr la unión de las derechas (lo que hasta ahora no ha logrado en Francia, la vieja derecha Gaullista en contraposición al Frente Nacional) y que también tiene relaciones estrechas con las fracciones más reaccionarios de la sociedad, a través de la Iglesia y especialmente del Opus Dei.

[15] La fiesta nacional del 12 de octubre que conmemora el "descubrimiento" de América por Cristóbal Colón se llama desde 1958 el "Día de los Hispanos". Y antes fue denominada el "día de la raza". Numerosos pueblos indígenas de América Latina están protestando contra esta conmemoración en la que colaboran los Estados.

[16] Véase nuestro texto de 2011 www.robingoodfellow.info.

[17] El partido de centroderecha catalán PDéCAT que actualmente gobierna la coalición gobernante no tiene lecciones que dar en materia de corrupción. Dado que sus líderes históricos (De Jordi Pujol hasta el penúltimo presidente Artur Mas) se han visto inmiscuidos en los casos más pesados de malversación y corrupción.

[18] Una encuesta publicada el 28 de octubre en El País muestra que el 48% de los catalanes "estarían satisfechos" con una mayor autonomía, frente al 26% que buscan la independencia y el 19% están por mantener el status quo en el Estado español.

[19] El sentimiento de opresión de parte del Estado español es muy antiguo, desde su anexión en 1714. Y ya antes, Fernando II de Aragón, el rey "católico", hablaba de los catalanes como rebeldes que debían someterse. La autonomía permitió que se expresara con cierta libertad el sentimiento nacionalista catalán dentro del Estado español. En este sentido, en 2006, el cuestionamiento del "Estatus catalán" (una especie de Constitución sujeta a la Constitución española) por parte del PP a través del Tribunal Constitucional, dominado por élrevivió el sentimiento de opresión. Estas objeciones fueron realizadas sobre un texto previamente modificado por el Congreso español, pero aprobado por referéndum en Cataluña. Estas declaraciones, prácticas y otras medidas realizadas por el PP para hispanizar de Cataluña alimentaron fuertemente el sentimiento de independencia. Por ejemplo, el PP declaro que las escuelas catalanas discriminaban al español y que era necesario tomar medidas. Estas son acusaciones infundadas porque todos los catalanes aprenden español y lo hablan perfectamente. Más bien es el aprendizaje del catalán que no se generaliza, comenzando por el centro de formación de uno de los grandes abanderados de la burguesía, por no decir el imperialismo catalán: el club de fútbol de Barcelona. En esta escuela, la Masía, la enseñanza se hace en español para que los jugadores que desde muy jóvenes siguen esta escuela no sepan hablar en catalán mientras sean miembros de un icono del catalanismo.

[20] Cierto, en el momento de Engels, la guerra aérea no existía. Pero sabemos que las solas ofensivas aéreas son insuficientes para ganar un conflicto, sin el compromiso de la infantería.

[21] https://defensedumarxisme.wordpress.com/2015/11/12/marx-engels-et-la-republique-democratique-le-cas-francais/

[22] Y el gobierno francés en particular es aún más opuesto a esta independencia en la medida que el tratado de los Pirineos dividió a Cataluña entre España y Francia. La independencia de la Cataluña española reviviría el sentimiento nacional de los catalanes franceses y otros (vasco, etc.).